En una escala de 0 a 10, se evaluaron 6 factores: producto interno bruto,
expectativa de vida sana, tener a alguien con quien contar, libertad percibida
para tomar decisiones, ausencia de corrupción y generosidad. En comparación con
el primer informe, el nivel de felicidad mejoro significativamente en 60 países
y empeoró en 41.
Los países que encabezan la lista son: Dinamarca, Noruega, Suiza, países
Bajos y Suecia con un promedio de evaluación de vida de 7.6 sobre 10. Mientras
los países menos felices son Togo, Benin, Republica Central Africana y Sierra
Leona, con un promedio de 3.4. Colombia se encuentra en el puesto 25 en satisfacción con la vida y
sensación de felicidad.
Un punto clave de esta investigación, no es solamente medir el nivel de
felicidad de los países del mundo, sino descubrir qué afecta la felicidad.
Aparentemente es la salud mental el
aspecto determinante en la percepción de felicidad de una persona. El informe
plantea que éste es el aspecto más personal e importante y afecta a un tercio
de todas las familias directa o indirectamente, aunque no es abiertamente
reconocido debido a sentimientos de culpa e impotencia de los que sufren la
enfermedad y sus familiares.
El informe continúa: “en países desarrollados la mitad de las enfermedades
de las personas en edad productiva, son mentales”, pero hasta ahora son
reconocidas como tal por la Naciones Unidas, haciendo clara la necesidad de un
“cambio de percepción”. La necesidad clave es el acceso más amplio a terapias
psicológicas basadas en evidencia.
La felicidad, a su vez, también tiene favorecedores efectos secundarios:
“la gente feliz vive más, son más productivos, ganan más y también son mejores
ciudadanos”.
Con los resultados de esta investigación, vale la pena preguntarnos, si
siempre buscamos la felicidad, qué estamos haciendo por nuestra salud mental?
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