lunes, 25 de abril de 2011

Mindfulness, aquí y ahora

La práctica del mindfulness es una herencia de la tradición budista, hoy utilizada por la psicología occidental como técnica del control de estrés y para el tratamiento de diversos trastornos psicológicos.

Se cree que la ansiedad, el estrés, la depresión son patrones repetitivos que los activamos ante cualquier situación que parezca guardar relación con esto que creemos nos está pasando “aquí y ahora”. Cuando vivimos en  “piloto automático”, respondemos “automáticamente” con recursos ya utilizados y que, por conocidos, creemos convenientes volver a repetir.

En el 2002, la Asociación Americana de Psicología, da a conocer la terapia para la depresión basada en Mindfulness, presentada por el Dr. Zindel V. Segal, quien afirma que la técnica de mindfulness como un modo prevención de recaídas en síntomas depresivos. La terapia ayuda en el reconocimiento de los patrones de pensamientos que mantiene la depresión, a través de la conciencia plena de dichos pensamientos/rumiaciones, se obtiene una manera sana de confrontarlos y adaptarse a ellos. Encontrando en los ejercicios de mindfulness un método efectivo para evitar las recaídas.
En la sección de blogs del diario LA NACION de argentina, se publica un artículo que nos cuenta de que se trata MINDFULNESS, describiendo su significado a través de analogías que nos permitan comprender el porqué de sus múltiples beneficios. 

Mindfulness es como fluir y saborear:  flow (fluir) es entregarse a la práctica de aquello que nos da extremo placer (cantar, cocinar, bailar, escribir…). Savoring (saborear) es aprender a degustar lo esencial, lo que nos hace sentir sencillamente plenos (un café, la charla sincera, el abrazo, mirar el cielo…). 

La idea de mindfulness es prestar atención a la experiencia presente, tomar una actitud activa y reflexiva frente a lo que nos pasa, sin criticar y sin juzgar. Es demostrar interés, curiosidad y aceptación por el“aquí y ahora”. Continuamente nuestra mente está inundada de voces y comentarios; recuerdos y deseos que nos llevan del pasado al futuro sin poder hacer foco en el presente o en el mundo real y concreto.

El mindfulness es “aquí y ahora”, con todo lo que nos sorprenda a su paso. Es como sintonizar la radio en “nuestro dial interior” para escuchar lo que sentimos o pensamos en este preciso momento. Vivimos condicionados, tironeados por nuestras experiencias y expectativas a las que les hemos adjudicado un significado o intención. Suele ocurrir que estamos tan pendientes de lo que pasó o de lo que nos gustaría que pase, que no le estamos dando la debida atención y cuidado a lo que nos está pasando “ahora mismo”.

El mindfulness invita a tomar contacto real y responsable con lo que nos pasa, sin por eso pensar en lo que tendría que suceder o en relación a lo que sucedió en otro momento. Se trata de centrarse y sentir las cosas tal y como suceden, sin buscar su control. La idea es que la felicidad comienza cuando logramos desapegarnos de los prejuicios y pensamientos automáticos.

Sería, en ejemplo simbólico, como dejarnos sorprender por los sabores del plato que tenemos delante de nosotros en este instante, sin compararlo con recetas anteriores o con las que en algún momento iremos a probar. Es que nada sabe siempre igual, más allá de las “recetas magistrales” o de que tengamos el paladar entrenado para distinguir, por decir algo, la dulzura del azúcar o lo amargo del limón. Muchas veces en la vida el azúcar puede llegar a empalagarnos y el limón convertirse en el sabor agridulce que estamos necesitando para neutralizar o equilibrar el paladar.

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