jueves, 8 de abril de 2010

Ejercicio y Balance Afectivo


El doctor Ariel Alarcón en su libro MANUAL PARA LA REDUCCIÓN DEL ESTRÉS, afirma la existencia de una relación entre el balance afectivo de los individuos y la realización de ejercicio:

Según éste, se han realizado más de cien estudios en los últimos 35 años que han analizado la relación entre la realización de ejercicio y el balance afectivo de las personas. La conclusión de dichos estudios fue siempre la misma: la realización de ejercicio produce en las personas un sentido de bienestar general, un efecto de “sentirse mejor”, contribuyendo a la mejora del estado emocional y del humor. Sin embargo, recientemente se ha analizado con mayor detalle la relación entre el afecto y el ejercicio, encontrando que es mucho más compleja de lo que se pensaba.

Refiriendo de esta manera, que el punto central de análisis en los últimos años ha sido la relación entre la “dosis” del ejercicio (a saber: intensidad, duración y frecuencia) y la naturaleza de respuesta afectiva. Se ha observado por ejemplo que las personas que realizan ejercicio con alta intensidad presentan una respuesta afectiva negativa o de rechazo hacia el mismo, y esto a su vez lleva a la poca adherencia al ejercicio. De esta forma el ejercicio intenso que traiga como consecuencias  síntomas tales como dolor muscular, esquelético o deficiencias cardiorespiratorias influenciara negativamente la respuesta afectiva de quien lo realiza. 

Asimismo el doctor Alarcón manifiesta: "aunque la realización de ejercicio moderado con intensidad media (es decir no tan baja y no tan alta) ha sido frecuentemente relacionada con cambios afectivos positivos, estudios recientes han mostrado que hay una variabilidad individual importante, ya que hay tanto quienes reportan un cambio afectivo positivo como quienes reportan un cambio afectivo negativo".

Nuevamente, la presencia o ausencia de síntomas de desgaste físico, que varían de sujeto a sujeto, influenciará la respuesta afectiva de cada persona, de allí la importancia de una pronta recuperación física una vez realizado el ejercicio, así como de que se haga una progresión adecuada de la intensidad de trabajo cuando se inicia la actividad física por primera vez.

Reconociendo la importancia que juega la presencia o ausencia de los síntomas de desgaste físico típicos de cualquier actividad física en la respuesta afectiva y en la adherencia al ejercicio, se han implementado algunas técnicas cognitivas para ayudar a las personas a adaptarse a estas sensaciones desagradables.

Estas técnicas incluyen la  disociación atencional (llevar la atención a otra cosa que no sean las sensaciones del cuerpo), la restructuración cognitiva (pensar que los síntomas desagradables como algo positivo porque es prueba de mejoría) y el  sentido de autoeficacia física (pensar que nos es posible seguir ejercitándonos).

Estas técnicas han resultado efectivas para promover la adherencia al ejercicio físico pero no necesariamente conducen a todos los casos a una respuesta afectiva positiva. Por lo tanto, cabe aclarar que se requieren más investigaciones que profundicen las diferentes variables que influyen en la relación ejercicio-balance afectivo.

De igual manera, es recomendable consultar con su médico la dosis de ejercicio que mas se ajuste a su estado físico, a su edad y demás condiciones a tener en cuenta.

Para ampliar la información, consulte el libro Manual Para la Reducción del Estrés.

Director: Ariel Alarcón Médico Psiquiatra
Colaborador: Luz Karime Jiménez Jaimes Psicóloga
Fuentes: Manual Para la Reducción del Estrés

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