El
mindfulness aunque se basa en ejercicios muy sencillos, implica el uso
intensivo de la atención, así como el de la auto-conciencia.
La
enfermedad de Alzheimer, por su parte, cursa con importantes problemas en el
funcionamiento cognitivo, entre los cuales los más conocidos son los que
afectan a la memoria, la atención y la capacidad de razonamiento. Las personas
aquejadas por esta enfermedad neurodegenerativa podrían tener dificultades para
seguir un entrenamiento en mindfulness y experimentar los beneficios de la
atención plena. Pero más bien al contrario, algunas investigaciones recientes
apuntan a que la práctica de esta forma de meditación puede tener efectos
positivos sobre el funcionamiento cognitivo en personas con Alzheimer.
Un
estudio realizado por Wells et al. (2012), en el que emplea un diseño de
control aleatorio, ha encontrado cambios en la actividad cerebral espontánea en
un grupo de personas con deterioro cognitivo leve, tras practicar mindfulness
durante aproximadamente 30 minutos diarios a lo largo de 8 semanas. Aunque no
se observó una mejoría en la memoria episódica de aquellos que habían realizado
el entrenamiento, sí que había una tendencia no estadísticamente significativa-
a que mejorasen sus puntuaciones en la subescala cognitiva para la evaluación
del Alzheimer, así como en medidas de resiliencia y estrés.
En el
contexto español, un grupo de investigadores vinculados a la Universidad de La
Laguna ha realizado en colaboración con la Fundación Lidia García (Las Palmas
de Gran Canaria) un estudio longitudinal a lo largo de 2 años.Todas ellas
estaban recibiendo como medicación el fármaco donepezilo y las intervenciones
psicológicas realizadas tenían un carácter complementario a los tratamientos que
recibían.
Los
participantes en el estudio eran similares en la línea base en lo que respecta
a variables sociodemográficas, clínicas (años de diagnóstico, hipertensión
arterial, cardiopatías, diabetes, enfermedad tiroidea, hipercolesterolemia,
psicopatología y marcadores genéticos APO) y neuropsicológicas. Todos los
participantes fueron valorados con una demencia leve o moderada (GDS 3 y 4). A
partir de la línea base, los investigadores fueron tomando medidas semestrales
referentes al grado de discapacidad y funcionamiento cognitivo.
Según Domingo
Quintana, el entrenamiento en mindfulness frenaría la pérdida de la capacidad
cognitiva en los enfermos diagnosticados de Alzheimer probable.
El grupo
de tratamiento basado en mindfulness presentó una mejor capacidad funcional que
el resto; y en cuanto al funcionamiento cognitivo, aquellos que habían sido
entrenados en mindfulness o en estrategias de estimulación cognitivas se
encontraban a la par, con puntuaciones superiores a las encontradas para el
entrenamiento en relajación y el grupo control.
Los
resultados son prometedores e indican que la práctica del mindfulness podría
ser un tipo de intervención a considerar de cara a paliar o al menos ralentizar
el deterioro cognitivo en enfermedades como el Alzheimer.
El uso
del mindfulness en enfermedades como alzheimer está aún en fase experimental,
pero de confirmarse su eficacia puede tratarse de una forma relativamente
sencilla y poco costosa de favorecer el bienestar de muchas personas.
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