Michel Grappe,  experto de la Universidad de Lyon en trastornos por estrés post traumáticos en contextos de crisis, recomendó que para  prevenir las secuelas que podría haber dejado el terremoto del 27 de febrero, se  debe organizar a la población, creando identidad y enfocando en torno a ésta,  la educación.
El médico francés se reunió con estudiantes de pre y postgrado de  psicología de la Universidad de Santiago de Chile, para analizar las consecuencias de la catástrofe, donde aseguró que el mayor riesgo se presenta en la  población adolescente, mediante el aumento de la agresividad y el consumo de  drogas.
Grappe señaló que si no se establece un programa a largo plazo en la  reconstrucción física y mental de las personas afectadas por el terremoto y tsunami, se  puede generar una cronicidad de las enfermedades.
Agregó que en países como Chile, donde las catástrofes naturales se presentan  con esta magnitud y de manera sostenida en el tiempo, se debe generar un debate  político en torno a la temática, de manera que los niños reciban en las escuelas  el mayor entrenamiento posible para enfrentar los terremotos, ya que “se  debe estar preparado para saber actuar en momentos de crisis”.
Explicó que las experiencias traumáticas como terremotos y tsunamis pueden  generar secuelas en los ciudadanos, debido a la posibilidad de verse enfrentados  al “último segundo de vida”, lo que se ve acrecentado por diversos  factores.
“Algunos de los principales problemas que se presentan en las personas que han enfrentado este tipo de catástrofes naturales son: depresiones, desapego familiar, pérdida de confianza y la falta de metas personales a largo  plazo”, sentenció.
Según su experiencia, “el mayor riesgo se presenta en la población  adolescente, mediante el aumento de la agresividad y el consumo de drogas, así como  en los hombres se puede manifestar a través de la adicción al alcohol”.
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