viernes, 2 de abril de 2010

Violencia y Estrés Postraumático


Al parecer en nuestro país, la exposición continua a las escenas de violencia originadas por crimen organizado, ha generado un aumento en la depresión de los ciudadanos. La directora del Instituto Nacional de Psiquiatría, la doctora María Elena Medina Mora, respondió a una entrevista por realizada por noticias MVS, en la cual afirma un incremento en depresión de un 4 por ciento, considerando que el estrés no se manifiesta solo en las personas directamente afectadas, sino también en todos aquellos que se encuentran en contacto indirecto a las escenas de violencia, ya sean testigos, familiares o por la difusión de los medios de comunicación.

La doctora Medina señala que la depresión debe ser manejado como un problema de salud pública, en la medida en que nos encontramos en una exposición frecuente a escenas de violencia masiva, y asociado a ello, encontramos que en las mujeres de nuestro país es ya considerada la primera enfermedad y en el caso de los hombres, la cuarta enfermedad, considerando que hay una tendencia al aumento en las personas que se encuentran mucho más próximas a los escenarios de violencia.

De esta manera, el estrés asociado a la violencia, es en muchos casos asociado al trastorno de estrés postraumático, considerando que las respuestas de los individuos a su realidad cambian después de experimentar por un evento traumatico o tras una constante exposición a la violencia, lo que causa que la calidad de vida, desmejore en términos de sensaciones inseguridad, exceso de frustraciones, poca atención recibida, entre otros.

Frente a esto la doctora Medina manifiesta que: “(…) el impacto de estrés, se manifiesta tanto de personas que están siendo afectadas directamente como quienes son testigos, se manifiesta en que la gente deja de salir de sus casas y se da un deterioro de la calidad de vida estamos hablando de estos municipios donde hay una escalada de la violencia”


Según el Manual Diagnóstico DSM IV, los criterios diagnósticos internacionales para el Trastorno por Estrés Postraumático son los siguientes:

El individuo a estado expuesto a un acontecimiento traumático en el que:

  • Ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás (por ej. guerras, atentados o catástrofes)
  • Ha respondido con temor, desesperanza o un horror intensos

El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una o más de las siguientes formas:

  • Recuerdos del acontecimiento, recurrentes e intrusos, que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
  • Sueños de carácter recurrente, sobre el acontecimiento, que producen malestar
  • El individuo actúa o tiene la sensación que el acontecimiento traumático esta ocurriendo (por ej. sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y flashbacks)
  • Malestar psíquico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
  • Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático

Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres (o más) de los siguientes síntomas:

  • Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático
  • Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma
  • Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma
  • Reducción importante del interés o de la participación en actividades sociales o laborales
  • Sensación de desapego o enajenación frente a los demás
  • Restricción de la vida afectiva (por ej. incapacidad para tener sentimientos de amor)
  • Sensación de un futuro desolador (por ej. no tener esperanzas respecto a encontrar una pareja, formar una familia, hallar empleo, llevar una vida normal)

Síntomas persistentes de aumento del estado de alerta (ausentes antes del trauma), tal y como lo indican dos o más de los siguientes síntomas:

  • Dificultad para conciliar o mantener el sueño
  • Irritabilidad o ataques de ira
  • Dificultad para concentrarse
  • Respuestas exageradas de sobresalto

Estas alteraciones duran más de 1 mes y provocan un malestar significativo o deterioro de las relaciones sociales, la actividad laboral o de otras áreas importantes de la vida de la persona.

Teniendo en cuenta que los trastornos mentales son un asunto de salud pública, deberíamos estar más alertas con todas aquellas personas cercanas a nosotros que expresan frecuente malestar por las situaciones personales o sociales de violencia, y que han comenzado quizás, a cambiar sus rutinas en torno a eventos específicos, tales como el miedo al secuestro, al atraco, a la inseguridad, entre otras cosas.

En cualquier caso que considere que usted o un familiar cercano necesite ayuda, acérquese a un profesional experto en el tema. 


Director: Ariel Alarcón Prada Médico Psiquiatra
Colaborador: Luz Karime Jiménez Jaimes Psicóloga

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