miércoles, 22 de junio de 2011

¿Cómo funciona la conciencia plena o mindfulness?

El interés que se ha producido en las intervenciones basadas en mindfulness sigue creciendo, por los estudios que demuestran su efectividad a nivel clínico.
Recientemente, los investigadores han estado estudiando los mecanismos psicológicos y cognitivos específicos que pueden explicar los efectos de la atención plena o mindfulness.
El artículo de este mes de Mark Lau y Andrea Grabovac en la revista Mindfulness propone una descripción paso a paso de cómo nuestras reacciones habituales de apego o aversión hacia los sentimientos son el origen de una cadena que lleva al sufrimiento.
Según este artículo, el sentido subjetivo de nuestra conciencia se conforma de muchas sensaciones de las que no somos conscientes normalmente. Cada sensación lleva consigo inexorablemente uno de estos tres “tonos”: agradable, desagradable o neutro.
Estos tonos, rápidos y pasajeros, de los que muchas veces no nos damos cuenta, son los que disparan nuestras habituales reacciones de apego (aferrarnos a la sensación) y aversión (alejar la sensación de nosotros).
Según esta propuesta, mindfulness funciona interrumpiendo ese proceso de dos formas;
1.- Entrenando nuestra capacidad de regular nuestra atención (autorregulación)
2.- Aportando una comprensión no-conceptual de la realidad (insight)
Al entrenar nuestra atención desarrollamos la habilidad de orientarla hacia otro sitio que no sea hacia la proliferación de pensamientos que vienen como reacción al apego/aversión. Esto es posible porque nuestros recursos de atención son limitados: no podemos enfocarnos en un objeto (como la respiración) y a la vez estar inmersos en nuestros patrones de rumiación mental.
El entrenamiento en mindfulness nos da la habilidad de reconocer la proliferación pensamientos que no nos benefician, y también la habilidad de parar la rumiación enfocando la atención en otro sitio. Así podremos percibir los pensamientos como simples eventos mentales y no como aspectos de la realidad en sí misma.
El otro mecanismo por el que mindfulness reduce el sufrimiento (rumiación mental) es a través de lo que en inglés se llama insight; la comprensión no-conceptual a la que se llega después de examinar repetidamente, a través de las prácticas del mindfulness, las siguientes tres características presentes en todas las sensaciones:
  1. impermanencia: las sensaciones son pasajeras, vienen y se van.
  2. insatisfacción (el apego/aversión a lo que sentimos nos lleva al sufrimiento)
  3. no-ser (las sensaciones no forman una entidad separada y duradera por sí mismas, no pueden concebirse como un “ser”)

Así se reducen las reacciones habituales de apego/aversión y consecuentemente disminuyen la proliferación de pensamientos y la rumiación mental.

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