El estado de tensión permanente, también altera nuestro funcionamiento mental, emocional, afectivo y las relaciones con quienes nos rodean. Cuando hablamos de lo mental, lo emocional o lo psicológico, en realidad estamos utilizando términos más o menos equivalentes. Dentro de lo mental o lo psicológico existen una serie de instancias o funciones, muchas de las cuales se ven afectadas bajo una situación de estrés crónico. Con fines explicativos hemos subdividido estas alteraciones en el nivel cognitivo, el emocional y el de la conducta. Cuando decimos “cognitivo”, nos referimos a una serie de funciones mentales superiores como memoria, orientación, percepción, comprensión, pensamiento, juicio, comunicación y solución de problemas. Con lo “emocional” nos referimos a la parte de los afectos, sentimientos, relaciones interpersonales y relaciones con nosotros mismos. La “conducta” es la parte observable de la personalidad, es decir acciones, vida práctica, vida diaria, actos sociales, grupales y laborales. Desde luego esta división es un poco artificial por que la mayoría de los elementos de la personalidad actúan conjuntamente involucrando las diferentes instancias y funciones al unísono. En decir, no hay pensamientos sin emociones ni acciones y viceversa, por esto en los listados que encuentra a continuación encontrará aspectos que bien pueden corresponder a otras categorías. Los hemos subdividido de un modo si se quiere un poco artificial con fines didácticos y para facilitar la evaluación particular de cada una de las diferentes alteraciones y un diagnóstico de la situación.
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