En el pasado mundial de Fútbol muchos empresarios se debatían entre la angustia por que la motivación para trabajar de sus empleados disminuyera, así como la necesidad y la demanda de los clientes por sus productos. Unos y otros estaban con la mente y le corazón puestos más en los estadios de Brasil que en la empresa.
Algunos líderes visionarios, pre-vieron esta circunstancia y aprovecharon la oportunidad que la fiebre por el mundial de fútbol estaba generando en el país y decidieron implementar audaces programas de capacitación utilizando el telón de fondo y la plataforma mediática que el acontecimiento social del mundial estaba generando.
Fue así como, más allá de ver los partidos en grupo o hacer pollas con los compañeros de trabajo (lo que generaba esparcimiento integración y bienestar), implementaron programas de formación en liderazgo, trabajo en equipo, comunicaciones y resolución de conflictos, entre otros. Todo esto tomando ejemplos del juego, del torneo, de circunstancias extra-deportivas, en un ambiente cargado de emotividad positiva, profundamente reforzado por los entornos sociales y familiares.
En otras palabras, utilizaran, aplicada al entorno empresarial, la célebre frase de Jean Paul Sartre que decía: “el fútbol es una metáfora de la vida”… de la vida empresarial…
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